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DUHALDE:" HAY QUE DESENMASCARAR LAS MENTIRAS"...
(demasiado antiguo para responder)
J M
2013-05-27 20:33:40 UTC
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Lunes 27 de mayo de 2013
Mitomanías
"Hay que Desenmascarar la mentira"
~~
Con su discurso falsamente progresista, el Gobierno disimula el fracaso
de no haber resuelto los problemas estructurales de nuestra sociedad.
Desperdició, así, la década dorada, la más promisoria de la
Argentina y de toda la región
Por Eduardo Duhalde  
Para LA NACION
~~
Luego de las elecciones presidenciales de 2003, entre mi aversión a
los personalismos y la esperanza de que el presidente que me sucediera
renovara la política y consolidara la recuperación que se había
iniciado el año anterior bajo mi gobierno, resolví llamarme a
silencio sin beneficio de inventario.
Algunos me reprocharon que, a poco de haber asumido, las nuevas
autoridades hablaran de los progresos en curso como si fueran logros
propios, salidos como por obra de magia de una galera. Me incitaban a
decir públicamente la verdad: que lo que se estaba haciendo
correctamente y auguraba una etapa de progreso sostenido para nuestra
patria era, en realidad, fruto de los cimientos de un programa que
habíamos elaborado a fines de los 90 -cuando advertíamos que la
convertibilidad estaba agotada-, pero pusimos en funcionamiento en las
peores condiciones, en enero de 2002.
También me motivó a guardar silencio el hecho de que alguna prensa
me presentara como el titiritero que movía los hilos de un Chirolita.
Lo cierto es que la imagen resultaba denigrante para la figura del nuevo
presidente, tanto que, el mismo día de su asunción decidí alejarme
del ajetreo diario y viajar por varios meses. Callé, pese a que
tenía mucho que decir. Podría haber recordado a los olvidadizos un
hecho elemental: que fui el único que se atrevió a hacerse cargo de
la más alta magistratura cuando la ciudadanía gritaba en las calles
"que se vayan todos", ese reclamo más desesperado que anárquico que
de a poco fue cediendo. Contra todos los pronósticos y la tendencia
prevaleciente, cuando convocamos a elecciones -en las que voluntaria y
claramente me autoexcluí desde el día de mi asunción- esos mismos
ciudadanos votaron masivamente. El 25 de mayo de 2003, el traspaso
democrático fue una fiesta popular. Gracias a la acción de millares
que se convocaron en el Diálogo Argentino (Iglesia, asambleístas,
empresariado, trabajadores, profesionales, intelectuales, gremios,
sociedad civil), en poco más de un año saltamos del repudio a la
política, a la madurez cívica en la que las grandes mayorías
pedían participar. Una de las debilidades de mi gobierno fue afrontar
la crisis con minoría en ambas cámaras legislativas. Por eso, quiero
destacar con nombre y apellido la responsabilidad democrática de
Raúl Alfonsín, quien, desde el Congreso Nacional, contribuyó
significativamente para que se ratificaran las medidas que aseguraron la
gobernabilidad.
Claro está que, para comprender este completo cambio de actitud hacia
la vida política, este giro copernicano en la expectativa ciudadana,
es preciso hacer una breve reseña de la acción de la
administración que me tocó encabezar y que el actual gobierno se
atribuye, falseando la historia.
Sin una sola denuncia de corrupción, acompañado por un equipo de
patriotas con verdadera vocación de servicio, el 2 de enero de 2002
enterramos el modelo financiero, rentístico y usurero que alcanzó su
cenit con las políticas del Consenso de Washington. Inauguramos,
entonces, un virtuoso modelo basado en la alianza entre trabajadores y
empresarios para poner de pie y en paz a la República. A partir de esa
inamovible convicción, se fueron conjugando las decisiones políticas
y económicas que devolvieron a los argentinos un país normal en
pocos meses.
En honor a la verdad histórica, creo que la conmemoración del grito
de libertad de 1810 es oportunidad para que desenmascaremos el relato
mentiroso.
Cuando dicen "recibimos un país incendiado", deberían decir:
"recibimos un país que crecía al 7%, con superávit fiscal y
comercial, progresivo crecimiento de reservas, 3% de inflación anual y
sin manifestaciones violentas".
Cuando dicen "salimos del default con una quita del 70%", deberían
decir: "a fines de 2002 el gobierno anterior firmó un acuerdo con el
FMI para salir del default, e inmediatamente después presentó en
Washington la única propuesta de canje de deuda viable entre la
Argentina y los bonistas particulares, con quita del 70%, que fue lo que
finalmente aceptaron en 2005".
Cuando dicen "logramos rescatar las cuasimonedas emitidas por las
provincias durante la crisis de la convertibilidad", deberían
decir: "el 9 de mayo de 2003, el anterior gobierno convirtió en ley el
rescate de bonos provinciales y títulos Lecop emitidos por el Estado
nacional".
Cuando dicen "devolvimos la confiscación del 13% a empleados
públicos y jubilados que instaló la Alianza", deberían decir:
"por Decreto 1819/2002, se estableció que a partir del 1° de enero
de 2003, las retribuciones fueran íntegramente abonadas sin la
reducción ordenada por el decreto 896/2001 y la ley 25.453". Cuando
dicen "impusimos un tipo de cambio competitivo", deberían decir que
"en 2002 el gobierno de emergencia asumió el costo que significó
ponerle la firma al certificado de defunción de la convertibilidad, y
alentó la competitividad con un tipo de cambio flexible y estable".
Cuando dicen "tenemos superávits gemelos inéditos en nuestro país
tras una historia signada por los déficits que ningún gobierno pudo
evitar", deberían decir que "dos de los pilares del modelo económico
instalado en enero de 2002 -superávit fiscal y comercial- fueron
abandonados luego de la renuncia del equipo económico heredado".
Cuando, a partir del reclamo de todas las fuerzas políticas y
sociales, luego de seis años de gobierno, dijeron "instalamos una
verdadera revolución para combatir la pobreza, la Asignación
Universal por Hijo", deberóan haber dicho que "en 2002 se creó el
Derecho Universal de Inclusión Social, materializado a través del
Plan Jefas y Jefes de Hogar, que cobijó a más de dos millones y
medio de familias con un ingreso superador de lo que el Indec
consideraba entonces la línea de indigencia". Cuando dicen "creamos la
prescripción de medicamentos por nombre genérico", deberían decir
que "el 28 de agosto de 2002 se sancionó la ley 25.649 de
prescripción de medicamentos por su nombre genérico".
Cuando dicen "entregamos gratuitamente medicamentos a millones de
personas mediante el programa Remediar", deberían decir que "el plan
Remediar nació en abril de 2002 para cubrir las necesidades de 15
millones de personas mediante botiquines de medicamentos que cubrían
la casi totalidad de las patologías ambulatorias por dos años, hasta
2004".
Cuando reivindican como propia la creación de la Unasur, deberían
decir que "desde la conducción de Duhalde en el Mercosur, con la
colaboración protagónica de Lula da Silva y Chávez, el 9 de
diciembre de 2004 concretamos la unidad de nuestros pueblos". No
quisiera seguir abrumando con refutaciones. Sólo destacar que los
objetivos del programa -liberar los depósitos, recuperar la moneda,
acordar con los organismos internacionales, crear estímulos a la
producción, al empleo y a la inversión, frenar la inflación,
reestructurar las deudas con las provincias y atender la urgencia social
extrema- fueron alcanzados hace ya una década, luego de atravesar la
mayor crisis social, económica y política como nación. ¿Por
qué es preciso desenmascarar el relato desde sus mismos orígenes?
Porque con las mentiras nada duradero puede construirse. La mentira
envilece, angustia, causa desconfianza y desesperanza. Hace daño. En
cambio, la verdad ayuda a restañar las heridas de todos y alimenta la
confianza.
Y esto hoy está a la vista: la mitomanía oficialista no ha resuelto
los problemas estructurales de nuestra sociedad. Los intentos de
sometimiento a los sectores productivos, a la Justicia y a la prensa; el
condicionamiento de nuestros hermanos más humildes a la politiquería
clientelar, y la presión tributaria récord sin redistribución
equitativa, entre otros dislates, repliegan y desandan la posibilidad de
que los argentinos asumamos una ciudadanía plena. Se reemplazó el
modelo del encuentro, del diálogo y la participación por el
enfrentamiento estéril que llevó a la fractura generalizada de
nuestra comunidad.
Las mentiras encadenadas que intentaron vanamente ocultar una cultura
hueca, falsamente progresista, son las responsables del actual
desasosiego. El oficialismo ha abandonado el neoliberalismo sólo en su
discurso, desperdiciando la década dorada, la más promisoria de la
Argentina -y de Sudamérica toda- desde la declaración de la
Independencia.
© LA NACION.
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lulla@lheria .fh
2013-05-27 22:52:30 UTC
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Civita...

Morreu o nazitucano que odiava o Brasil e cuja máxima ambição é
lavar latrinas para os norte-americanos.

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